PEDRO | ISLAS CANARIAS, ESPAÑA

Siempre me he considerado una persona afortunada. Creo que a pesar de las dificultades, he tenido suerte en la vida… suerte de tener la familia que tengo, suerte de tener los amigos que tengo, suerte por tener un trabajo que me hace sentir útil y realizado, suerte por nacer donde nací (Canarias) y vivir cerca del mar. Quizás por todo eso, una fuerza superior tenía preparado para mi el mayor obstáculo de mi vida…

Me llamo Pedro, tengo 36 años y tengo Síndrome de Usher 2A. Me encanta tocar el piano, salir a correr por las mañanas cuando todavía no hay mucha gente en la calle y viajar por el mundo. Fui diagnosticado con la enfermedad a los 20 años, aunque ya desde nacimiento tenía pérdida auditiva. No fue hasta entonces que empezaría a perder visión y ser consciente del futuro que me esperaba. Un palo, un jarro de agua fría, todo lo que puedan imaginarse… pero aún vivo.

Mucho trabajo personal y de reflexión y mucho apoyo de mi familia: esos fueron los principales pilares que me hicieron coger fuerza y seguir adelante. Hoy puedo decir que a pesar de los pesares, soy feliz. Mentiría si no dijera que deseo con todas mis fuerzas tener la visión que tenía con 20 años. Pero siempre con los pies en el suelo, mirando al frente y plantando cara a esta enfermedad que ojalá algún día encuentre cura.

Mi mayor deseo es ver crecer a mi hijo. Poder aportar y darle lo suficiente para significar para él, lo que mi padre significó para mí. Y todo ello, siempre de la mano de mi amor incondicional, mi faro en la oscuridad. Gracias por ayudarnos a mantener la luz encendida.

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