Bruna nació en octubre de 2020. Fueron unos primeros días intensos y, dentro de la vorágine que supone ser padres principiantes, todavía en el hospital, un test de cribado para la audición iba anunciándonos ‘no pasa’, cada vez que la enfermera pasaba por la habitación a realizarlo. El oído de nuestra hija no respondió. Sin embargo, a nadie pareció molestarle: los bebés aún pueden tener líquido amniótico dentro de los oídos, no había riesgo de virus, ni antecedentes familiares… Tenía orejas pequeñas y el dispositivo que estaban usando para la prueba ni siquiera cabía dentro de ellos. .
A los 4 meses se les realizó una prueba de potenciales evocados auditivos (PEA). Fue ese día, dos horas después de realizar la prueba, cuando nos dijeron que nuestra hija no escuchaba ningún sonido agudo. No responde en sonidos de tono alto. Los sonidos de tono alto definen las consonantes. Las consonantes son las que hacen que el lenguaje, los mensajes y la comunicación en general sean comprensibles.
Nuestros corazones se congelaron por primera vez. Bruna solo tenía 4 meses. El mundo se derrumbó frente a nosotros. ¿Sería capaz nuestra hija de comunicarse? ¿Sería capaz de hablar? ¿Cómo oiría? ¿Sería ella capaz de oír algo? ¿Alguna vez escuchará? ¿Será capaz de escuchar nuestras voces de una manera suave y hermosa? ¿Y musica? Le había estado cantando desde el momento en que descubrí que estaba dentro de mí. Ese día nuestras almas se desvanecieron.
Los siguientes meses estuvieron llenos de ajustes para comprobar si teníamos suerte y Bruna podía arreglárselas solo con audífonos. Fueron meses de acostumbrarnos a la idea de aceptar y abrazar la situación con todo nuestro amor. Pudimos ver que Bruna estaba reaccionando a los estímulos, y eso nos dio esperanza. Su energía, su risa, su felicidad es lo que llena nuestra vida.