Eric nació en agosto de 2018 en Valladolid, España, y fue diagnosticado con Síndrome de Usher 1B en septiembre de 2019. A pesar de nacer con sordera profunda bilateral, pasó los test postnatales, lo que retrasó varios meses su diagnóstico.
El diagnóstico oficioso llegó por parte de su madre, Tamara, y de ese instinto que sólo las madres tienen. El oficial llegó después de las pruebas genéticas, confirmando nuestros peores miedos. Fue, posiblemente, el peor momento de nuestra vida, pero al mismo tiempo fue el final de un largo proceso de incertidumbre. El reto ya tenía nombre, y sabíamos a qué nos enfrentábamos. Rápidamente comprendimos, como padres, lo que teníamos que hacer: luchar por que nuestro hijo tuviese las mejores oportunidades en la vida, y buscar herramientas para recaudar dinero y apoyar a la ciencia para que la cura llegase cuanto antes.
Eric recibió sus implantes cocleares bilaterales con 16 meses de vida, en diciembre de 2019, y fueron activados en enero de 2020. La fortuna quiso que la pandemia de COVID llegase a nuestras vidas dos meses después, y se convirtiese en una pesadilla para la rehabilitación auditiva que tanto necesitaba Eric. Todo el proceso se retrasó, y tardó mucho tiempo en adquirir el ritmo necesario.
En estos momentos Eric percibe muy bien los sonidos, y comienza a tener un nivel de compresión razonable, aunque básico, y está comenzando a expresarse oralmente con dificultad en la pronunciación de casi todas las consonantes, y con un limitado número de palabras y oraciones sencillas. El camino está siendo largo. Mejora despacio, pero mejora constantemente, y sabemos que llegará a conseguirlo.
Le encantan los puzzles, dibujar, los juegos de construcciones y, en general, todo lo que le suponga un reto. Inquieto y lleno de energía, es un volcán en erupción constante. Corre, salta y se enfrenta a todo con una valentía contagiosa que nos hace seguir adelante.
Por Eric, y por niños como él, te animamos a que nos ayudes en esta lucha.