Comprender qué es el síndrome de Usher tipo 1B

Definimos sus características y relevancia para la investigación

Nacer con una sordera de severa a profunda o ir perdiendo gradualmente la audición, ir perdiendo la visión desde la infancia o más entrada la adolescencia y nacer con graves problemas de equilibrio son las tres afecciones a las que se atienen las personas con síndrome de Usher según el tipo (1, 2 o 3) que padezcan.

El síndrome de Usher es la causa más frecuente de sordoceguera en niños. Representa entre el 3 y el 6% de toda la sordera infantil. El 50% de las personas con sordoceguera en los países desarrollados lo es debido a este síndrome. Su prevalencia estimada oscila entre 6-17/100.000.

El síndrome de Usher es una enfermedad minoritaria descrita por primera vez en 1858. Es un trastorno hereditario autosómico recesivo, heredado pues de padres a hijos, que solo se manifiesta en un 25% de los casos en que ambos progenitores son portadores de la mutación.

Existen tres tipos de síndrome de Usher según su severidad: tipo 1, 2 y 3
El tipo 1 es el más grave y afecta profundamente a la audición y el equilibrio desde el nacimiento, y a la visión durante la infancia. Los tipos 1 (y 3) experimentan graves problemas de equilibrio debido a una disfunción vestibular. La progresión del tipo 2 es más lenta, y las personas pierden audición y visión más tarde.

El síndrome de Usher se caracteriza por afectar a tres sentidos principales: el oído, la visión y el equilibrio.

Sordera profunda congénita bilateral

Los niños nacen con una sordera profunda que sólo puede paliarse con implantes cocleares. Los implantes cocleares son una solución para que estos niños tengan acceso a la audición y la comunicación verbal.

Rápida pérdida de la visión

La velocidad de deterioro de la retina en el tipo 1 se manifiesta antes de la pubertad. Las personas con mutaciones USH1 alcanzan la ceguera legal en promedio 15 años antes que otros tipos. La pérdida significativa de la visión a menudo ocurre antes de la pubertad, comenzando con una pérdida completa de la visión nocturna entre las edades de 3 a 5 años y una pérdida acelerada de la visión periférica durante el día, todo debido a la Retinosis Pigmentaria (RP).

Falta de función vestibular

El tipo 1 (y un 50% de los casos de tipo 3) se caracteriza por la ausencia de equilibrio debido a la afectación de los canales semicirculares en el oido interno. Esto comporta retraso en la adquisición de la posición sentada, en el inicio de la marcha, así como en todas las actividades físicas de los niños (saltos, carreras, juegos…) y afecta a la movilidad el resto de su vida. La falta de equilibrio puede compensarse mediante distintos inputs: visión y propiocepción (contacto del cuerpo con las superficies): así que a medida que la agudeza visual disminuye debido a la progresión de la retinosis pigmentaria, los problemas de equilibrio pueden intensificarse.

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